Elaine Rivera, diario La Prensa de New York. | 18 agosto de 2006
Un complicado y silencioso fenómeno nacional afecta a las menores hispanas. Una de cada 6 adolescentes latinas ha intentado quitarse la vida.
Hace cinco años, cuando tenía 10, Janine fue abusada sexualmente. Al deprimirse más y más por el incidente durante los dos años siguientes, sus pensamientos siguieron tornando hacia la muerte.
“No quería estar aquí por más tiempo”, recordó Janine. “Pensé que sería mejor si me iba”. Dijo que a los 12 años trató de ahorcarse dos veces con una bufanda, y luego comenzó a cortarse con un par de tijeras. Eventualmente, su familia se dio cuenta de lo que intentó hacer y Janine, ahora de 15 años, está en consejería para enfrentar sus problemas personales, incluyendo el por qué pensó quitarse la vida.
La experiencia de Janine, una joven del barrio Bronx de Nueva York, es parte de un complicado y silencioso fenómeno nacional en el que las adolescentes latinas tienen la más alta tasa de intento de suicidio o que han considerado seriamente quitarse la vida.
Una de aproximadamente cada seis adolescentes latinas ha intentado el suicidio -cerca de una y media vez la tasa de sus contrapartes afroamericanas y blancas, de acuerdo con los Centros de Control y Prevención de Enfermedades. Los datos, basados en un sondeo nacional en el 2005 sobre conducta juvenil riesgosa, muestran que el 14.9 por ciento de las estudiantes de término latinas en secundaria y que fueron cuestionadas, dijeron que intentaron suicidio comparado con el 9.8 por ciento entre blancos no hispanos y 9.3 por ciento de afroamericanos.
Como resultado, el Instituto Nacional para la Salud Mental ha financiado la mayor asignación para investigación jamás concedida, para enfrentar el asunto. El sondeo de $1.7 millón basado en Nueva York entre 100 latinas entre los 11 y 19 años durante los próximos cinco años, busca establecer por qué éstas tienen la mayor tasa de intento de suicidio entre cualquier grupo de adolescentes. Un reporte será dado a conocer cuando concluya la investigación.
“Este es un asunto de salud pública”, dijo el Dr. Luis H. Zayas, profesor y sicólogo licenciado en Washington University en St. Louis, a cargo del estudio. “Siempre que usted tiene tasas a estos niveles, todos deberíamos estar preocupados”.
Zayas y otros expertos en salud mental sostienen que la descuidada tendencia ha estado ocurriendo por décadas. Un joven médico clínico en Nueva York hace veinticinco años, Zayas dijo que notó el número desproporcionado de jóvenes latinas que intentan suicidarse. El ha estado interesado en el asunto y con los años ha presionado por más investigación.”
Es la pregunta del millón de dólares el por qué está ocurriendo esto”, dijo Zayas. “Hay una combinación de fuerzas que se juntan a medida que las muchachas se introducen en la experiencia social americana”.
Esas fuerzas incluyen choques culturales en los que se espera que las jóvenes vivan de acuerdo con los estrictos valores tradicionales de sus padres, mientras crecen en una sociedad americana contemporánea que permite más libertades para las jóvenes; presiones familiares para ayudar en el hogar, conflictos con los padres, particularmente sus madres, o un novio o esposo, y la incertidumbre sobre su identidad racial y étnica que crea un sentido de aislamiento.
La mayoría de las jóvenes son tanto de primera como de segunda generación y provienen de antecedentes de bajos ingresos o de pobreza, de acuerdo con los investigadores.
“Para estas jóvenes, los dos mundos no pueden ser más diferentes”, dice Belisa Lozano-Vranich, una psicóloga clínica coautora de ‘The Seven Beliefs’, una obra que aborda la depresión entre latinas. “Ellas sienten que no hay salida -se sienten atrapadas en la casa y como si no pudieran salir porque son mal interpretadas”.
Los expertos creen que muchas de las jóvenes realmente no quieren morir, pero actúan impulsivamente y a causa de la desesperación tras verse involucradas en un conflicto, y la manera común en que tratan de quitarse la vida es tomando píldoras o cortándose a sí mismas.
Maritza, de 15 años, una hondureña de primera generación, dijo que se tragó un puñado de aspirinas tras una confrontación particularmente amarga con su madre.
“Ella estaba gritándome sobre la escuela porque estaba fracasando en las clases”, dijo. “Me tomé las píldoras porque no quiero bregar con eso”. Tras ingerir las pastillas, su padre la despertó de un profundo sueño. Hoy, ella dice que le va mejor tras recibir consejería.
Vranich dijo que existe una fuerte relación entrelazada entre madres e hijas latinas.”
La opinión de una madre va a tener más peso en lo que se refiere a los asuntos de su hija”, dijo Vranich. ”
El rol de un padre no es el mismo como en una familia americana, donde dicen espera a que tu padre venga a la casa. Su opinión tiene peso, pero no de la manera inmediata de la madre. El rol del padre es ser un buen proveedor”.
Mientras las adolescentes latinas tienen la más alta tasa de intento de suicidio, las tasas más elevadas de suicidio en Estados Unidos se registran entre hombres blancos, americanos nativos y nativos de Alaska, respectivamente.
Para las latinas, una combinación de estigma cultural en cuanto a buscar servicios de salud mental, junto con la falta de recursos bilingües — tanto para los padres como los hijos — puede complicar el problema, explican expertos en salud mental.
“Los padres no entienden de terapia. Piensan que es una locura hablar a alguien que no es su primo”, dijo Vranich. La otra opción que los padres dan a sus hijas, dice Vranich, es “orar”.
Jackie, de 28 años, una dominicana de primera generación y residente en Queens, dijo que tanto su madre como su hermana intentaron suicidarse, su hermana tratando dos veces -primero tomando píldoras y luego cortándose las muñecas. Su madre se tragó varias píldoras y dejó una nota, pero fue llevada al hospital donde le practicaron un lavado estomacal.
Cuando tuvo su primer bebé a los 20 años, Jackie dijo que sufrió depresión después del parto y decidió buscar consejería – un tabú en su familia porque sería considerada como “loca”.
“No saben (de consejería) porque nadie realmente habla sobre eso”, dijo Jackie. “Creo que es una cosa vergonzosa – es como si hubieras hecho algo malo”.
El Censo del 2000 muestra que había 117,152 latinas entre las edades de 13 y 19 años viviendo en la ciudad de Nueva York, y a medida que sigue creciendo la población latina, defensores dicen que hay una urgente necesidad de servicios. Pese a que un proyecto de ley congresional – llamado Ley de Prevención de Suicidio entre Jóvenes Latinas – fue introducido en el 2000 pidiendo más fondos para analizar el problema, defensores del cuidado de salud mental sostienen que no hay suficientes servicios para abordar la magnitud del problema. Penny Galarza, directora asistente del Davidson Community Center, Inc. en El Bronx, y quien trabaja con muchas jóvenes latinas, dijo que hay una tremenda necesidad de programas educativos, sesiones de trabajo confidenciales y servicios de consejería.
“Ellas no quieren enfrentar la realidad”, dijo Galarza. “Es vergonzoso para la persona que trate de cometer suicidio, de manera que no hablan a nadie del asunto”.
Galarza también dijo que hablar abiertamente sobre el suicidio aliviaría la vergüenza y el estigma que lo rodea.
“Usted no ve anuncios sobre suicidio”, dijo Galarza, cuya propia hija, Darlene, se cortó las muñecas después que su hijo murió de leucemia. “¿Por qué es ignorado? Necesitamos más publicidad sobre el tema”.
Janine, de 15 años, quien trato de ahorcarse con una bufanda hace dos años, dijo que la consejería la ha ayudado inmensamente, y ahora quiere ir a la universidad para convertirse en una terapista infantil.
“Es por todo lo que pasé”, dijo. “No quiero que nadie se sienta como me sentí”.
El nombre de Sigourney Ramírez refleja la cultura dual en la que vive. “¿Qué puertorriqueño que usted conoce se llama Sigourney?”, bromea la nativa de 19 años de El Bronx. “Imagínese eso”.
Source: Una de cada seis jovencita latinas, intenta suicidarse en EEUU – Radio La Primerísima